Mitos y verdades del mercado mundial de la miel
En una crisis que parece terminal para la apicultura argentina el desafío de la apicultura se asienta en quebrantar el paradigma del monopolio de la exportación en manos de unos pocos acopiadores que son ajenos al negocio productivo de la miel.
Es indudable que el mercado mundial de la miel tiene serios problemas, no es ajeno a la crisis internacional que afecta la demanda y que complica a los “comodities” en general.
Pero lo que ocurre hoy en la Argentina es inédito, enmarcado en una actitud comercial hostil por parte de los acopiadores (dueños del negocio de la miel que se comercializa vía exportaciones en más de un 95 % del volumen total en nuestro país) hacia los productores apícolas de todo el país.
Ciertos medios específicos del sector apícola, tal vez sin quererlo, sin saberlo, pecando de acción u omisión, terminan siendo cómplices de una maniobra que, muy probablemente acabe con muchos productores que no encuentran la forma de sostenerse en el negocio de la miel.
Como punto de análisis, algo increíble está sucediendo en el mercado de la miel, sabemos que la economía argentina devaluó su moneda, moviendo el tipo de cambio más de un 50 % a favor del valor de la producción exportable y que las medidas del gobierno actual, llevaron a la eliminación de los derechos de exportación (que gravaban las exportaciones con un impuesto del 10 % sobre el valor FOB).
En la situación previa a estos cambios, la miel se pagaba al productor, digamos unos 20 pesos el kilo, con “libreta de almacenero” en mano, devaluación mediante y eliminando retenciones, siendo austeros, los exportadores no deberían pagar menos de 28/30 pesos.
Pero como este es el país de lo (im) posible, sucedió el efecto inverso a lo que la macroeconomía debería haber llevado y el precio que se le paga al productor, tras devaluación y eliminación de los derechos de exportación bajó a 17/18 pesos, ergo, la situación de los apicultores es sencillamente terminal.
Ahora ¿que ocurre realmente en los mercados externos? ¿Qué sucede con las exportaciones de miel? Si bien es cierto que los precios internacionales de la miel no son los mejores, la realidad (basándonos en las estadísticas de exportación) es que la miel se sigue exportando y los precios no son tan malos como para estar ahorcando al productor apícola.
Evidentemente estamos frente a una situación que exacerba la posición dominante del exportador en la cadena de valor de la miel, en desmedro del productor de base, que está sufriendo las consecuencias de una estrategia comercial de los exportadores tradicionales basada en el estrangulamiento.
Para ser más concretos vamos a los números de exportación de miel y los destinos en los dos primeros meses de 2016:
- En Argentina, el promedio de exportaciones en los dos primeros meses del año (con operaciones registradas hasta el 28 de febrero) se exportó en un rango de entre 2200 y 2500 dólares por tonelada, con una cotización del dólar que osciló entre los 13 y los 15 pesos en la paridad cambiaria, lo cual da un valor implícito en pesos, de entre 35 y 40 el kilogramo, muy lejos de los 18 o 19 pesos que se le paga al productor argentino, un “spread” envidiable para un negocio de intermediación exportadora.
- En Uruguay, donde también está sucediendo algo similar a lo que ocurre en la Argentina, las operaciones de exportación de miel han bajado en su cotización de los 3000 dólares promedio del año pasado, hasta un promedio similar a la cotización de las exportaciones argentinas, con un piso de precios de 2.080 dólares por tonelada.
- Brasil es sin dudas un buen modelo de negocio para la producción de miel, en estos primeros meses de 2016 sus exportaciones difícilmente perforan el piso de los 3.000 dólares por tonelada, contando aún con operaciones que llegan hasta los 3.500 dólares y más. Esto pone el acento en el formato que presenta la organización de la apicultura brasileña, donde, los productores más importantes y otros que no lo son tanto en estructura productiva, son quienes comercializan internacionalmente su miel, exportan directamente, negociando valores de las operaciones con diferentes importadores en distintos países compradores tradicionales o no de miel.
Sin dudas, si la intención es preservar la apicultura como actividad lucrativa, generadora de empleo y de exportaciones genuinas, el cambio de paradigma en la cadena comercial debe darse pronto y los apicultores deben convencerse de la necesidad (¿obligación?) de convertirse en exportadores de miel para no desaparecer, al fin y al cabo, toda crisis siempre ofrece oportunidades superadoras.
Fuente: Diario Agropecuario ABC Rural
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