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Positiva intervención del BCRA potencia el financiamiento Pyme

Una Mejor Oferta Crediticia para la Producción debe complementarse con una reestructuración del Sistema Financiero que Potencie el Acceso como Sujeto de Crédito a Emprendedores.

En tiempos turbulentos de crisis internacional, elucubrando esquemas que puedan disipar coyunturas complejas desde lo económico, es importante fortalecer herramientas de apoyo a los agentes que mayor respuestas pueden brindar con potencial de reactivar la economía, generando (o sosteniendo) el principal mecanismo de inclusión social, el empleo, esos actores primordiales del desarrollo económico son las PYMES.

Esta semana un anuncio de la Presidenta de la Nación, Cristina F. de Kirchner, va en ese mismo sentido, pues señala que el Banco Central de la República Argentina, obligará a los bancos privados clase A (los más grandes) a direccionar parte de sus empréstitos para bienes y servicios vinculados a la producción.

Se trata de líneas de crédito orientadas a las inversiones de las empresas que necesiten financiar la ampliación de plantas industriales, maquinaria o nuevas estructuras que supongan fortalecer su capacidad de producción, mayores niveles de competitividad, sustitución de importaciones o un mayor grado de internacionalización de sus manufacturas.

De acuerdo a la circular del BCRA, estos créditos se ofrecerán a una tasa equivalente al promedio de la Tasa BADLAR + 400 puntos básicos, que actualmente rondaría en una alícuota cercana al 15 % anual.

Con este nuevo sistema de créditos, hay una estrategia clara, redireccionar el flujo del financiamiento hoy sesgado al consumo (que caracteriza al sistema financiero argentino) y pasar a financiar más a la producción y a la industria.

La situación actual (que busca corregir con esta nueva medida el Banco Central) empuja la demanda de bienes y servicios por parte de los consumidores, pero no la oferta de manufacturas o servicios por parte de las pymes argentinas que no acceden a financiamiento laxo, situación que termina desequilibrando la ecuación y es un coadyuvante de la inflación.

Por lo tanto entendemos que esta medida que cambia el eje del financiamiento y pone un mayor énfasis en apuntalar a las pymes, es un acierto del gobierno nacional.

Ahora bien, más allá que a priori esta medida fortalece las expectativas de financiar a las empresas en términos de un endeudamiento razonable, a tasas más competitivas, forzando a los bancos a variar el formato de su cartera de clientes, aumentando su oferta crediticia a las pymes, las condiciones de acceso a los empréstitos no varían y para ser sujeto de crédito las exigencias se mantienen.

Esta situación de larga data en nuestro esquema crediticio, termina siendo socialmente inequitativo, dada las características estructurales del sistema financiero argentino que merecería una profunda reestructuración.

Ese rediseño del sistema financiero debe tener en cuenta una mayor asunción de riesgos por parte de los bancos, por ejemplo, en lo que hace al financiamiento de proyectos de inversión (especialmente en el “start up” emprendedor) que darían curso a la creación de nuevas empresas, más allá de los ingentes esfuerzos que realiza año a año la SEPYME a través de sus programas de apoyo emprendedor, disponiendo recursos para Jóvenes Empresarios a través del Capital Semilla o el PACC Emprendedor.

Estas dos herramientas (por citar solo algunas de las tantas que ha desarrollado el Ministerio de Industria) resultan útiles e innovadoras y en un marco de acompañamiento por parte del sistema financiero convencional, lograrían fortalecer su alcance entre los miles de emprendedores argentinos que apuestan a la empresa propia y que encuentran en el acceso al financiamiento, un verdadero obstáculo para alcanzar sus objetivos.-