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EXPORTACIONES, IMPORTACIONES Y DIVISAS: Un debate abierto entre medidas urgentes y un plan estratégico sustitutivo para el mediano y largo plazo

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Un debate abierto entre medidas urgentes y un plan estratégico sustitutivo pPor Lisandro MOGLIATI – Licenciado en Gestión de Negocios Internacionales.

Un debate abierto entre medidas urgentes y un plan estratégico sustitutivo para el mediano y largo plazo

Para un mejor análisis de la situación del comercio exterior argentino, nada mejor que ver las estadísticas de nuestra balanza comercial reciente, justamente el primer cuatrimestre de 2022. 

En este sentido, podemos observar que las exportaciones ascendieron a US$ 27.681 millones, lo que insinúa un crecimiento del 28,5% respecto al mismo período del año anterior, mientras que las importaciones alcanzaron los US$ 24.852 millonesun incremento notorio del 41,6%. 

El primer dato “alentador” es que la balanza sigue mostrando un superávit comercial de US$ 2.829 millones, por lo tanto, están ingresando (hasta aquí) más dólares de los que salen vía el comercio exterior argentino.

Un debate abierto entre medidas urgentes y un plan estratégico sustitutivo para el mediano y largo plazo

Pero el indicador que verdaderamente preocupa, es la velocidad del crecimiento de las importaciones que resulta notablemente superior al de las exportaciones. 

Evaluando la composición por rubros del comercio exterior en nuestro país, vemos que el crecimiento de las exportaciones, se debió, en un 22,5%, al efecto precio, y, un 4,8% en función a un incremento cuantitativo. 

Por el lado de las importaciones, el crecimiento está dado en un 16,4% por el impacto en los precios y el 21,7% debido a un aumento en las compras unitarias. 

En cuanto a los rubros de las importaciones, según su destino de uso, “combustibles y lubricantes”, trepó un 195% sobre los valores del 2021, mientras los bienes de consumo final aumentaron un 33%, y los vehículos, por ejemplo, redujeron sus importaciones cerca de un 9% interanual. Es decir que, observamos un comportamiento divergente según lo que experimenta cada sector. 

Con estos simples datos estadísticos, podemos concluir que nuestro comercio exterior va camino, en breve, a tornarse deficitario, abriendo así un nuevo drenaje de divisas que tensa más aún la cuerda de las finanzas. 

Muchos son los componentes y/o variables que afectan el comercio internacional y que en nuestro país suman incertidumbre a los graves problemas estructurales de la economía doméstica. 

El aumento dramático en los valores de los combustibles y el incremento del costo de la logística internacional (principalmente los fletes marítimos), que decantan en una inusitada oleada inflacionaria global que en Argentina no hace más que empujar aún más la suba generalizada de precios. Algo que ya evaluamos en una nota anterior que se puede leer en el siguiente enlace: «DESGLOBALIZACIÓN INFLACIONARIA» Y EL COMERCIO INTERNACIONAL ¿Crisis u Oportunidad para América Latina? – Lic. Lisandro Mogliati (licenciadomogliati.com.ar) 

También es importante destacar, el efecto de una suerte de apreciación del peso argentino respecto a otras monedas, aunque suene extraño, nuestra moneda, vista al tipo de cambio oficial, está 20 puntos por debajo de la inflación, tomando el período del año 2021, y en lo que va del año, la tendencia se sostiene, por esta razón, no es esperable que el tipo de cambio resulte, en el corto plazo, un incentivo para un mayor nivel de exportaciones. 

Otra cuestión doméstica relacionada a la administración del comercio exterior, son las posibles restricciones a las importaciones por parte del gobierno nacional que podrían recrudecer en las próximas semanas. 

Si bien frenar importaciones puede verse como una herramienta útil para restringir la salida de divisas en el corto plazo, termina siendo contraproducente para alentar el flujo exportador en el mediano y largo plazo, debido a que muchas de las manufacturas exportables requieren en sus procesos productivos insumos importados.  

Sin lugar a dudas, estamos nuevamente ante una coyuntura compleja en materia de divisas que lleva a una encrucijada en la toma decisiones que implicaría poner un freno al ímpetu importador en algunos sectores que, como vemos según las estadísticas, no coadyuvaría a morigerar el efecto potencialmente deficitario de nuestra balanza, dado que la divisa que demanda el sector industrial para sostener el desarrollo productivo, no tiene un peso específico tan relevante como sí lo tiene el ítem “combustibles y lubricantes” que es hoy día el gran demandante de dólares. 

La tan aludida “sustitución de importaciones” en ítems como materia prima, insumos y partes que podrían permitir que la producción nacional reemplace a ciertas manufacturas importadas, no sólo requiere también de tecnología aplicada que en muchos casos viene de afuera, sino que demanda de tiempos de ajuste y de un plan sistemática de implementación gradual, que tampoco estaría en línea con la necesidad imperiosa de limitar al máximo la salida de dólares.