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¿LA INCERTIDUMBRE COMO DISPARADOR PARA EL DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE UN PROYECTO EXPORTADOR?

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Transitamos en Argentina un momento complejo y a la vez crucial que interpela a las PyMES y las invita a prepararse para la competencia global.

Por Lisandro Mogliati – Lic. en Gestión de Negocios Internacionales – Titular de LISANDRO MOGLIATI – NEGOCIOS INTERNACIONALES & COMERCIO EXTERIOR – www.licenciadomogliati.com.ar 

Trabajar en comercio exterior en momentos de incertidumbre política, económica y de otras variables que cruzan el devenir en Argentina, es sin dudas complejo, nos desafía a todos los que estamos involucrados en este rubro.

Atravesamos una coyuntura que dificulta los planes de las empresas y se observa cierta parálisis para con los proyectos e inversiones en materia de internacionalización, tanto sea exportaciones como importaciones, ambas por diferentes motivos, aunque en este texto, sólo nos abocaremos a analizar el devenir exportador.

¿Es el momento oportuno para prepararse para exportar?

Pero aún en este contexto que complejiza nuestro comercio exterior, aparecen un sinnúmero de oportunidades, que las empresas, principalmente las PyMES, no deberían dejar pasar por alto, aunque no resulten rentables, teniendo en cuenta principalmente lo que sucede hoy con las variables que afectan el comercio internacional.

Pero vayamos a lo concreto, para poder entender de qué estamos hablando con esto de “oportunidades”.

Una cuestión central que torna atractiva las exportaciones, es contar con clientes en el exterior y cobrar nuestras ventas en divisas ¿pero qué ocurre actualmente con esas “divisas” que nos pagan afuera?

Aparece como “pobre” la competitividad del tipo de cambio, es decir, el valor del peso cotejado con otras monedas, y, aunque en general miramos el recorrido del dólar como referencia, la visión debería ser más integral, incluyendo otras “currency”, como el euro, yuán o el real, monedas de curso legal de nuestros socios comerciales más importantes

¿La competitividad del tipo de cambio es lo verdaderamente importante para decidirnos a exportar?

En relación a este último aspecto, acerca de la competitividad relativa del tipo de cambio, es importante tener en cuenta que la exportación se rige por el “dólar oficial”.

Ergo, una empresa que exporta, a la hora de hacer efectivo el cobro del exterior, debe liquidar esas divisas en pesos, a un tipo de cambio que oscila (hoy), los 265 pesos por dólar, lejos de los valores del “dólar libre” o blue que tenemos como referencia en nuestra mente.

Esa referencia de 500 pesos, pongamos, por dólar, que en las exportaciones no existe, desalienta a las empresas a la hora de comercializar con el exterior.

Es dable destacar aquí, que, así como desalienta operaciones formales de exportación, alienta las operaciones ilegales, como el contrabando o la subfacturación de exportaciones, que permiten cobrar “por afuera”, en dólar billete, cuestión que no vamos a hablar aquí, pero que claramente configuran un delito y desnaturalizan el comercio internacional.

Ahora bien, si nuestra mirada es cortoplacista, podríamos coincidir que, teniendo en cuenta el tipo de cambio oficial, exportar no resultaría tan competitivo, pero ¿podemos entender la exportación como un plan de negocio o un proyecto a corto plazo?

Claramente, la respuesta en: NO.

Cualquier desarrollo en materia de internacionalización, requiere un proceso que conlleva siempre, entre dos y tres años.

Aunque en el medio de ese proceso se puedan concretar operaciones puntuales de exportación, la consolidación y el posicionamiento de una empresa exportadora en el mercado global lleva tiempo, trabajo, dedicación y mucha paciencia.

Es el momento de organizar la empresa para alinearlo con el objetivo de la exportación. Diseñar nuestro plan de internacionalización para el mediano y largo plazo:

Entonces, podemos concluir que, aunque el tipo de cambio actual no resulte del todo atractivo, no debería ser óbice para plantearnos un plan comercial externo, de mínima, para proyectar en el mediano plazo.

Señalado esto último, necesitamos tiempo y una adecuada organización para plantear un proyecto de internacionalización con foco en la exportación.

Cuanto antes la empresa se organice detrás del objetivo de internacionalización que permita plantear adecuadamente su comercio exterior, mejor preparada estará para aprovechar el momento en el cual se presenten las variables que esperamos a nuestro favor (por ejemplo, un tipo de cambio competitivo).

Aquí es donde viene lo más jugoso, si analizamos las variables que afectan el comercio internacional en la actual coyuntura argentina, podemos concluir que hay escases de divisas disponibles.

¿Cuál es la solución para revertir este déficit? Exportar más, mucho más !

El futuro de la Argentina depende de las exportaciones y está atado a ellas:

Argentina necesita resolver favorablemente sus desequilibrios, no tengo dudas que más temprano que tarde, nuestro país irá a una corrección cambiaria que mejore los términos de intercambio (depreciación del peso).

Esto último, tornará más competitivas las exportaciones y más caras las importaciones, siempre en términos relativos.

De esto último inferimos que la Argentina deberá avanzar en el mediano plazo a una situación donde el comercio exterior, principalmente las exportaciones, le den un firme sustento al equilibrio de la balanza comercial (que ha comenzado a ser deficitaria).

Promoviendo, por necesidad y también como estrategia de inserción comercial global, una presencia más activa de las empresas argentinas que aún no operan en el mercado internacional y potenciar las exportaciones de aquellas empresas que ya están internacionalizadas, y que probablemente, en esta coyuntura, desaceleraron su “market share” exportador.

Ergo, para captar esa oportunidad que sin dudas nos ofrecerá el mediano plazo, las empresas aún “no exportadoras” deben comenzar su training para estar en condiciones de internacionalizarse.

Esa preparación debe incluir, el conocimiento profundo de los mercados potenciales donde ubicar su producción, cumplir con los requisitos, registros y certificaciones, tanto locales como en cada uno de los nichos con potencial exportador, preparar material promocional, capacitar sus recursos humanos y calificar su oferta exportable alineada a la competencia global.

Esto último que mencionamos, lleva tiempo, trabajo y mucha dedicación para lograr el objetivo cuando las condiciones sean óptimas.

Si la empresa “no internacionalizada”, resuelve aguardar que las condiciones cambien para empezar a prepararse, llegará tarde y no podrá usufructuar los beneficios reales de la internacionalización.